miércoles, 19 de agosto de 2009





Algunas parecen tímidas, porque aparecen escondidas en pequeños huecos, pero son valientes por nacer en lugares tan poco apropiados para que se de la vida. En esto me recuerdan mucho a los humanos, que somos capaces de crecer en cualquier parte, por adversas que sean las circunstancias. Un árbol cortado no se resiste a dejar de existir y vuelve a brotar. Una zarzamora puede sobrevivir en la insípida arena de la playa. Un respiradero, por pequeño que sea, ofrece un huequecito y, si además aparcan las bicis, el sol puede ayudar a la fotosíntesis aún contando con la protección extra de los radios del biciclo. Las vías son peligrosas, pero también pueden ser peligrosas para otros y por tanto seguras para nosotros.

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