domingo, 4 de abril de 2010

Delimitar

Las rejas, verjas, vallas, limitan los espacios. Para empezar, se construyen en todos los casos para separar espacios públicos de espacios privados. Prohiben el paso, lo dificultan, lo impiden, son óbice, cortapisa y valladar de metal o piedra que nos encontramos al paso. Por ejemplo, estas son algunas que encontré hace muy poco en París, La France:






Hay quien opina que los límites son necesarios, y que tienen una ventaja evidente aunque no fácil de aceptar: nos dan espacio. Se entiende que a la vez que separan, crean espacios para que cada uno tenga uno propio. Quizá lo que no acabo de entender es lo del espacio propio que parece que me "dan" otros. Ojalá yo fuese capaz de darme mi propio espacio. Ojalá pudiese hacerlo sin utilizar vallas, ni verjas, ni rejas. Ojalá no usasemos los humanos esos marcadores invisibles que impiden a otros buscarse la vida donde consideren más oportuno. Pero no va a ser fácil. Para empezar, la primera valla que se interpone entre los habitantes del mundo es la dificultad de entenderse en una sola lengua. Ha llegado la globalización... ¿sí? Fíjate, hay momentos en los que yo no la veo, y eso que las rejas están por todas partes.